Hoy no hacemos eco de la opinión de Alberto Valls, socio responsable de Real Estate de Deloitte, en cuanto al presente y futuro de la inversión en oficinas.
La correlación del sector de oficinas con el crecimiento económico es clara, a corto plazo veremos impactos en la ocupación y en las rentas. De ahí, que se haya producido un descenso de la inversión de un 33 % en el primer trimestre, pero dada la limitación de la oferta de máxima calidad la velocidad de recuperación volverá a ser clave para la estabilización de las valoraciones y la generación de cashflow.
Para Alberto la inversión inmobiliaria en oficinas a largo plazo seguirá siendo un activo estrella en las carteras que tengan por objetivo mínimo batir la inflación. De ahí que, la recuperación de los volúmenes de inversión llegará con la senda de la recuperación económica. Además, en cuanto a su uso, determina que seguirá siendo estratégico y esencial, y si bien la crisis actual puede acelerar la tendencia a una mayor flexibilidad de uso de los espacios por el aumento del teletrabajo y del flex space, la densidad máxima se verá afectada por la regulación de m2 mínimos por empleado.
Por otro lado, la adaptación de las oficinas a las medidas de salud y prevención va a ser un requisito y acentuará el proceso de transformación del mercado de oficinas en España, donde seguirá habiendo oportunidades a largo plazo de crear una nueva oferta de máxima calidad y que responda a las necesidades del “future of work”.
