
Una operación de compra/venta de una empresa parte por establecer una adecuada valoración de la misma, atendiendo siempre a las partes implicadas: el empresario o vendedor, y el comprador o inversor. La valoración de empresa resulta ser una actividad profesional heterogénea en cuanto a la metodología utilizada. Entre otros, porque el proceso de valoración está sujeto a elementos internos y externos que componen o afectan a la empresa a valorar. De ahí, que el proceso se inicie mediante el desarrollo de un análisis sobre la empresa y su entrono, entre otros, analizando su:
- Capacidad de crecimiento y de generar valor en el mercado.
- Posición frente a su competencia.
- Penetración en el mercado y capacidades futuras.
- Capacidad y vías de monetización.
- Recursos Humanos (RRHH) y profesionalización del mismo.
- Organigrama.
- Valor de su patrimonio.
Desde el punto de vista «externo», se tendrían en cuenta aspectos como en dónde realiza su actividad la empresa y dónde está enfocado sus mercados, en el caso de contar con una expansión internacional.
En resumidas cuentas, se puede decir que esencialmente hay tres tipos de metodologías de valoración de empresas:
El método de descuento de flujos
El método de multiplicadores
Se desarrolla mediante la comparación de determinados ratios tales como los que relacionan variables como beneficios netos de impuestos y valor del capital (PE) o beneficio operativo (Ebitda) y valor empresarial.