
A veces el alquiler de oficinas parece algo sencillo y confiable de hacer por uno mismo. Al hacerlo así, en ocasiones surgen los problemas: no conocemos la legislación, y nos hemos guiado por una fotografía bonita de un interior que nos ha parecido un lugar adecuado.
Pero las preguntas que debemos hacernos son: ¿Es mi nueva oficina ergonómica? Es decir, en el momento de gestionar el alquiler de oficinas, deberemos observar que tenga las medidas adecuadas, no sólo con respecto a la legislación vigente sino también para el desarrollo de la actividad, planificar adecuadamente lo que queremos hacer en la oficina de cara a realizar una gestión adecuada y sensata, no guiándonos simplemente porque “parezca adecuada”.
Conoce las medidas
Las medidas adecuadas acorde a la legislación para tener una oficina que, según la ley, pueda permitir a los trabajadores realizar su trabajo de forma cómoda y sin riesgos, es de “10 m3 no ocupados, por trabajador y donde la superficie a su vez sea no menos de 2 m2 de superficie libre por trabajador”. Eso en cuanto al espacio y las dimensiones. Podremos aumentarlas, por supuesto, si vamos a trabajar con un acceso al público donde éste pueda desear esperar su turno para ser atendidos.
En cuando a la altura se estipula que no puede haber menos de 2,50 metros del suelo al techo, para trabajar en un lugar sin riesgos. Y por supuesto cuidar aspectos como la ventilación del local en cuestión, donde todas las estancias deben contar con dicha medida de forma natural o artificial (en el caso artificial se refiere a sistemas de extracción que conecte con la fachada del edificio). Cosa, la extracción, a vigilar en las consideraciones del alquiler de oficinas, por si molesta o no a los vecinos.
También deberemos tener en cuenta el anunciar la actividad de nuestro local en el exterior, pues existen diversas legislaciones que deberemos tener en cuenta a la hora de realizar las cartelerías e iluminaciones pertinentes. Así pues, a la hora del alquiler de oficinas, es mejor pensar bien y con detenimiento, examinar nuestras opciones y nuestra actividad, antes de acudir directamente a cualquier lugar que nos parezca simplemente “bonito”.